Muchas publicaciones científicas indican el cambio climático al rededor del mundo. Sin embargo, nada habla más fuerte que los hechos. Hemos vivido en los últimos años veranos cada vez más fuertes, sentimos en las noches, donde la brisa fresca casi nunca llega. Pero ningún hecho habla más fuerte para mí que los daños provocados por el huracán Grace en una región nunca antes asolada por huracanes de Categoría 3.
La previsión era que el huracán Grace perdiera fuerza antes al tocar tierra en la costa del estado de Veracruz. Sin embargo, al pasar por las aguas del Golfo de México, que se encontraban más cálidas, Grace ganó energía y su potencia destruyó mucho de lo que encontró por el camino. Los árboles, postes de luz, bardas, casas de madera, láminas, domos, espectaculares gigantes: todo al suelo. En la capital del estado de Veracruz, la fuerte lluvia derrumbó un hogar y con el llevó muchas vidas. En Poza Rica, una persona fue atingida por un domo y también perdió la vida: sin duda los peores impactos de ese huracán.
También podemos posterior a repensar nuestros hábitos, adoptar acciones que contribuyen para conservar los recursos naturales, limitar nuestro consumo a lo indispensable, recuperar y dar nueva vida o nueva función a ropas, muebles y utensilios en lugar de comprar lo que no es necesario, utilizar la lavadora de ropas en manual, para ahorrar agua en los ciclos, aprovechar el agua de la ducha (una cubeta cerca de la ducha recupera mucha agua durante las duchas de una familia!) y utilizar esa agua en actividades de limpieza, utilizar fuentes renovables de energía. Así, nos uniremos al grupo de agentes del cambio.
Ese cambio que mencioné en el título, el cambio cultural que es urgente y no empieza con las palabras ni de científicos, ni de nadie. Empieza con las pequeñas acciones que tu y yo decidimos tomar. Y que sumadas a esas las pequeñas acciones de los demás, van dando el ejemplo de como actuar de manera consciente para frenar los efectos del calentamiento global y conservar los recursos naturales que son derecho de las generaciones futuras, y que con la cultura de consumo y del desperdicio corren serio riesgo de escasez.
Voltear nuestros hábitos de consumo con el pensamiento en los demás, en lo colectivo, y en el planeta es urgente. No solamente hablar del cambio, pero hacer el cambio. Con granitos de arena si eso es lo único posible. Pero serlo. Porque los ejemplos son lo que realmente enseñan. Y con que cambiemos la conciencia y los hábitos de nuestra familia, ya es genial. Y cada miembro de nuestra familia se convertirá en ejemplos y agentes de cambios para otras personas. Y así la red de agentes de cambio crece y los impactos positivos también.
No sabemos cuándo ni donde, pero sabemos que si las cosas siguen así, las afectaciones van estar cada vez más serias y más cercanas a nosotros. Una toma de decisión sobre de que lado tomar es necesaria: ¿qué lado eliges tu? ¿El de la destruición o el del cambio?